La importancia de la respiración en el Niño

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Por: Dr. H. Rolando Del Rosal Sígler

En la infancia puede existir crecimiento exagerado de las amigdalas y adenoides. Para recordar diré que las amigdalas o “anginas” como se les llama frecuentemente, son dos bolitas de tejido que están situadas en la garganta a los lados de la parte posterior de la lengua.

Los adenoides están formados por tejido semejante a éstas pero no están visibles directamente porque su sitio es atrás y arriba del paladar, es decir atrás de las cavidades de la nariz en la llamada Nasofaringe.

Estas estructuras son Tejido Linfoide, que entre otras funciones se encargan de defender al organismo de infecciones por virus y bacterias que penetran al organismo por nariz y boca.

Las infecciones repetidas de nariz y garganta pueden ocasionar crecimiento excesivo de ese tejido linfoide, también sin embargo aún sin infecciones frecuentes, pueden ser excesivamente voluminosas.

Cuando esto llega a ocurrir, la salud del niño puede verse afectarse de manera importante. Por su tamaño bloquean parcial o totalmente el paso de aire, dando como resultado que el moco nasal que normalmente escurre hacia la garganta, tenga que salir hacia delante por la nariz, así que el niño siempre está “mocoso”. El bloqueo nasal altera la función de la mucosa nasal (recubrimiento interno de las fosas nasales), se congestiona empeorando la tapazón , con posibilidad de infección nasal y sinusitis.

El niño obligado a respirar por la boca, tiene dormir inquieto, superficial e insuficiente. Con frecuencia ronca y puede presentar paros momentáneos en su respiración (apnea del sueño).. Está soñoliento durante el día, cansado y de mal humor. En el día suele tener respiración superficial e irregular.

Aunque la nariz es más pequeña que la boca, la respiración nasal es indispensable porque el aire que pasa por la nariz estimula un centro nervioso cerebral que se encarga de que la respiración sea profunda y rítmica para que nuestro organismo reciba el oxígeno necesario para todas sus funciones metabólicas. Cuando hemos sufrido catarro o gripe, nos hemos dado cuenta que teniendo la nariz bloqueada nuestra respiración por la boca es irregular y sentimos falta de aire, tenemos dificultad para dormir normalmente. El aire que penetra por la boca no puede estimular ese centro nervioso en la nariz.

Así como el cerebro ( que es un tejido blando) al desarrollarse hace crecer y expander a los huesos del cráneo, el aire inspirado por la nariz y la función de la mucosa nasal, hacen crecer a los huesos de la cara. Un niño que ha tenido mala respiración nasal por años, se caracteriza por tener la cara plana, sin desarrollo adecuado de su parte media. Los dientes superiores, no teniendo la presión del labio superior al mantener la boca abierta, tienden a crecer hacia fuera.

En la Nasofaringe (donde se localizan los adenoides) , desembocan los conductos que comunican al Oído Medio; su función es permitir ingreso de aire a esas pequeñas cavidades y mantenerle a una presión determinada para que la función de los elementos conductivos del sonido sea correcta. Aquí también todos hemos tenido la sensación de oídos tapados tal vez por un catarro o al viajar en carretera, esto se debe a bloqueo de ese conducto llamado “Trompa de Eustaquio”, que no puede abrirse con facilidad.

Los niños con adenoides grandes pueden tener bloqueo continuo o intermitente de esos conductos, como consecuencia tienen sensación de oídos tapados, a veces dolor y disminución de su audición que llega a ser muy prolongada por la formación de líquido o moco en el oído medio. Los niños pequeños son incapaces de explicar estas molestias.

La consecuencia es que los papás les tienen que repetir lo que se les dice, no responden cuando se les habla a cierta distancia y se les considera distraídos. Pueden tener mal desempeño escolar, los maestros los consideran indiferentes o flojos; acostumbran poner alto el sonido del radio o la televisión.

Con infecciones de garganta, no es raro que también sufran dolores de oídos o supuración (se “revienta el oído”) lo que complica su enfermedad, con el peligro de disminución auditiva permanentemente y mastoiditis crónica.

El especialista en oídos, nariz y garganta (Otorrinolaringólogo), deberá ser consultado para que determine a través de un examen cuidadoso y pruebas auditivas, cual debe ser la conducta a seguir en cada caso en particular.

Bibliografía
Strome, Pediatric Otolaryngology, 1985
Portman & Portman, Clinical Audiology, 1987
Bailey, Clinical Otolaryngology & Head and Neck Surgery, 2002.

Dr. H. Rolando Del Rosal Sígler
Otorrinolaringólogo
Hospital Ángeles del Pedregal
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